lunes, julio 14, 2008

La flor que no quiso llegar al otoño...


Hoy he soñado con el otoño. Mi sueño fabricaba una carretera de entrada a la ciudad, adornada con una valla publicitaria donde decía algo así como que “Las lágrimas se secan con el viento de los viajes”…

La piel marrón de mi abrigo largo escupía la lluvia dispersa, seguro que era octubre o noviembre o tal vez diciembre (siempre que fuera antes de su día veintiuno), la tierra mojada tenía ese olor tan particular. Tal era la intensidad con la que soñaba, que podía oler con precisión. La hierba orillada en el arcén aun conservaba un verde irredento.

No recuerdo el origen ni el destino de mi camino, pero sí una idea fija en mi voluntad: “no pienso olvidar pararme a oler las flores, por si encuentro aquella que no quiso llegar al otoño”...

lunes, julio 07, 2008

Ella cantaba en la calle Larios de Málaga...

Dibujaban sus registros vocales los luminosos amaneceres en unas tierras que huían del sol. De su menudo cuerpo brotaban los lamentos invernales de su infancia lastrada, el pitido de un tren reumático en una congelada estación, el desayuno raquítico de los días blancos de los Balcanes, el sabor salado de la distancia...

De sus ojos silentes se rasgaba la impunidad de mi limosna de geografía babosa, un vestigio oxidado del supuesto primer mundo falaz e icónico al que pertenezco, que no es más que un puerto de mar seco repleto de barcos varados...

Y no pude, por más, que tocar su mano en el intercambio...