martes, febrero 05, 2008

Nueva York


Manhattan aflora con un látigo de luz los sentidos dormidos, pero es un azote previamente bendecido. Bendita es su prisa, su aroma, su grisura, su sótano, su agua surcada, sus humeantes alcantarillas, y su muerte anunciada, imposible...

(Los Giants acaban de ganar la Superbowl y esto se hunde en el Hudson de tanto botar una ingente muchedumbre a la vez...)