sábado, abril 24, 2010

Hasta siempre Miguel Juan...


Mira, nano, que fuiste a ser genio y figura hasta el final. Tú no podías irte de cualquier manera, no, imposible. Recuerdo aquella conversación en la cafetería de un tren de larga distancia, "no hay mayor provocación que ser tú mismo", decías y bien que lo sabías... Y te vas por la malaria en un hospital de Mozambique, y nos dejas a tantos huérfanos de tanto...

La única ocasión en tu vida, desde que te conozco, que llegas temprano a algo.
Y a pesar de estar roto en estos momentos, no me sale escribir nada triste, porque tú has sido la antítesis en vida. Un abrazo enorme allá donde hayas decidido emprender nuevas aventuras, siempre te recordaremos, compañero...

"Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano..."

miércoles, abril 14, 2010

Sergio...


Hola Sergio. Mira que es perrete para estas cosas tu tío. Deben ser los años, que me calman o me enlentecen, no sé, pero me tomo tiempo para hablar con alguien, por aquello de enfriar los sentimientos o por aquello de ordenar las ideas. En este caso más de año y medio, veinte meses, han transcurrido desde que me hiciste estrenar esta nueva condición en la vida, la que ha multiplicado más que por dos el pequeño Moi.

Uno que siente estar de vuelta de tantas cosas y llegas tú, a golpe de mirada azul y sonrisa pícara y zas, en un plumazo me pones de frente a casi toda una vida, me devuelves, en la misma casa, a aquellas sensaciones que duermen justamente, fotocopias a tu padre cada instante, y, como él, me desbordas el corazón cuando ríes...

Y aquí estoy, mirando tu balón de playa, el que Jairo mandó al edificio de al lado, y que ya hemos recuperados gracias a Ramiro, y que flota en mi piscina, la que esta primavera terminaremos, para que este verano chapotees, que ya tienes edad de ir aprendiendo a nadar.

¡¡¡ Ah !!! y date prisa en salir de ese quirófano pasado mañana y volvernos a marear con sólo abrir tus párpados y cegarnos con tu azul de justicia.

Ángel, que te quiere y te espera...