Los años pasan. La vida pasa. El tiempo pasa. A veces deprisa, a veces despacio. A veces el reloj se detiene, porque una imagen permanece, una palabra permanece, una aroma permanece, un gesto permanece. Son cosas que construyen momentos únicos. Momentos a los que puedes recurrir para transformar en calma la tempestad. Y siempre está tu figura. Tu figura que mueve montañas sin tocarlas. Que arrastra los nubarrones sin soplarlos. Que desvía los dardos sin golpearlos. Persona que luchando a vida o a muerte se convirtió en mi guardián y que, en mis sueños, inventó un nuevo mundo para mí, llevando hasta mis días las fantasías de mis cuentos. Héroe de mil hazañas, ¿acaso no cesa tu batalla? ¿Es que aún te queda coraje para hacer el camino? Quizá sea la fuerza que te aleja del olvido. Tal vez un fiel compromiso con las claras del día te hagan regresar una y otra vez. Un retorno a la inocencia y la bajada de la luna, que mengua a tus pies y mece mi dormitar, al son de una guitarra que asoma a la ventana y mantiene con los pies en la tierra a esta chica de ayer. Te debo el no alejarme de la acera, porque sostenías con firmeza mi mano. Si pierdo mi camino, no ha pasado ni un segundo cuando ya me lo has hecho notar. No permites que se lastime mi corazón, si ni siquiera mi adversario tiene uno de verdad. Así, no me avergüenzo de mi vida, porque contigo aquí jamás está vacía.
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Los años pasan. La vida pasa. El tiempo pasa.
A veces deprisa, a veces despacio. A veces el reloj se detiene, porque una imagen permanece, una palabra permanece, una aroma permanece, un gesto permanece.
Son cosas que construyen momentos únicos. Momentos a los que puedes recurrir para transformar en calma la tempestad.
Y siempre está tu figura. Tu figura que mueve montañas sin tocarlas. Que arrastra los nubarrones sin soplarlos. Que desvía los dardos sin golpearlos. Persona que luchando a vida o a muerte se convirtió en mi guardián y que, en mis sueños, inventó un nuevo mundo para mí, llevando hasta mis días las fantasías de mis cuentos.
Héroe de mil hazañas, ¿acaso no cesa tu batalla? ¿Es que aún te queda coraje para hacer el camino? Quizá sea la fuerza que te aleja del olvido. Tal vez un fiel compromiso con las claras del día te hagan regresar una y otra vez. Un retorno a la inocencia y la bajada de la luna, que mengua a tus pies y mece mi dormitar, al son de una guitarra que asoma a la ventana y mantiene con los pies en la tierra a esta chica de ayer.
Te debo el no alejarme de la acera, porque sostenías con firmeza mi mano.
Si pierdo mi camino, no ha pasado ni un segundo cuando ya me lo has hecho notar.
No permites que se lastime mi corazón, si ni siquiera mi adversario tiene uno de verdad.
Así, no me avergüenzo de mi vida, porque contigo aquí jamás está vacía.
19:13
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