miércoles, septiembre 20, 2006

Gracias Juan Carlos


Siempre he pensado que podemos irnos sin morir, igual que, a veces, algunas personas, se pueden morir sin irse. Los sueños y las ilusiones se confunden en la litografía del esfuerzo, cuando los jirones de la piel que nos dejamos en el camino cubren cualquier resquicio de desaliento inoportuno que acecha en cualquier parte. Cuánta paz deben atesorar unos ojos cuando miran para atrás y ven desarrollada una inmensa labor basada en el compromiso y en la honestidad.

En mi llegada, intentaré recordar siempre esas formas de partir…