miércoles, enero 07, 2009

La farola...


De camino a casa en la madrugada, una farola que parpadeaba, se apagó. Se acabó su desvelo, su ser día en la noche, empezaba su sueño holgado hasta nuevo aviso, hasta ese impulso que sólo los interruptores, ilocalizables a simple vista, saben darle. Ya era una sombra alargada que la noche abrazaba, una impertérrita presencia erecta más cercana a las nubes que yo, que caminaba con las manos en los bolsillos, repletos de mí mismo...

De inmediato, la siguiente farola, que estaba apagada, se iluminó...

Sé que era una señal que algo o alguien me enviaba...