lunes, septiembre 17, 2007

Anoché soñé...

El cielo era artesanía pura de tus manos. El incendio de tu mirada volaba entre nubes. Al fondo un niño se acercaba caminando despacio, con las manos en los bolsillos. Tenía un gran arcaj colgado de sus hombros, vacío de flechas… Cuando llegó ante mí, exhausto, cansado, ojeroso, me tendió la mano a modo de saludo. Era tan cálida…