miércoles, mayo 21, 2008

Allí...


Fue en una avenida teñida de sombreros y de paraguas. De amarillos zigzagueantes que bajaban veloces, de flores rotas en la acera, de bancos de forja húmedos, de fugaces miradas calentando el viento, de condenas ausentes por dimisión irrevocable, de fin de la pena orillada en el pecho, de condonación de la deuda maldita que ahogaba el desarrollo…

Llamé y me salí a abrir, por siempre ya, me salí…